El abuelo de un amigo, que era un excelente profesor, decía que el profesor que suspende a un alumno en verdad se suspende a sí mismo.
Hay veces que nos pasan cosas surrealistas. Os recomiendo que leáis hasta el final, los comentarios incluidos. Habrá una solución. Y será la menos esperada, lo veréis.
Hoy me han puesto un cero en valores. Una profesora del máster para ser profesor de secundaria nos mandó analizar los valores de un corto, y yo presenté el post que escribí el pasado viernes 13 ( https://calabacitis.blogspot.com.es/2017/10/cosas-que-dan-miedo-que-algunas.html).
Sería por la fecha, pero me han puesto un cero en mi trabajo.
¿Qué esperaría la profesora de nuestro trabajo?
Nos puso dos ejemplos, copio y pego de su guía para hacer la actividad.
" Podéis consultar dos ejemplos de guías didácticas en los siguientes enlaces, pero tened en cuenta que son guías sobre largometrajes, por lo que son más extensas de lo que se os pide a vosotros.
Billy Elliot: http://www.aragon.es/estaticos/ImportFiles/09/docs/Ciudadano/CONTS/CONT.01_Mat erialesCursosAnteriores/Creatividad/BILLYPROFE.PDF
Charly y la fábrica de chocolate: http://www.aragon.es/estaticos/ImportFiles/09/docs/Ciudadano/CONTS/CONT.01_Mat erialesCursosAnteriores/Autoestima/GPROFE+%E2%80%A2+CHARLIE+OK.PDF "
Efectivamente, ninguno de los dos enlaces funcionan.
¿Seré un mal profesor?
No sé.
¡Mira que tener un museo de valores y sacar un cero en mi parte del trabajo de valores!
Parece ser que hay un bulo de que Einstein era mal estudiante. La idea de que Einstein era mal estudiante parece haber nacido de una confusión de uno de sus primeros biógrafos, al descubrir su etapa escolar en Aarau, Suiza. Cuando Einstein, en 1895, llevó a cabo el examen de acceso al Instituto Politécnico Federal de Zúrich, lo suspendió, en efecto. Pero aparentemente lo hizo porque el examen incluía una prueba en francés, idioma que Einsten no dominaba.
A mí me han puesto un cero no en sueco, ha sido en valores. Y ponía en su rúbrica (con lo que me corregía) que un cero implicaba que no se definen los valores a trabajar o no se ajustan al contenido del cortometraje elegido.
¿Se hará la sueca ella ahora que le he pedido una explicación a ese cero?
Bueno, para consolarme, hoy rescato una entrevista de cuando el que me entrevistaba/evaluaba para ver si lo metía en la revista para la que trabajaba me juzgaba un poco mejor, y llegaba a ver mis valores:
“Mi museo nos transforma de gusanos en
mariposas. Aquí se aprende a ser feliz a través de la imaginación”
NACHO PASWAL, ARTISTA Y CREADOR DEL AIR MUSEUM, EN LA CALLE
CERRO DEL ÁGUILA
Al AIR MUSEUM se va para vivir nuestra propia
historia. El caleidoscopio que se forma en el camino es el de nuestra propia
vida y la vida de los otros. Nacho Paswal ejerce de anfitrión, de guía y de lúdico chamán en
este viaje sin peyote. En el espejo de los dramas personales del artista (la
pérdida de sus tres mejores amigos) vemos reflejados los nuestros, nos sentimos
cómplices en el dolor colectivo del 11M, del accidente aéreo de Spanair o
vibramos con el pulpo Paul en el Mundial de nuestros sueños.
Todo está dentro del indio Mocaqua, el llanto y la risa, la felicidad
y la tristeza. Es en ese cuadro donde empieza un cuento en el que Nacho se
acabará convirtiendo en la tortuga Casiopea, aquel personaje que guiaba a Momo
con sus conchas de luz en la obra de Michael Ende. Si en el Mar de la
Imaginación, un museo que se encontraba en la Avenida de Madrid, el elemento
era el agua, el AIR MUSEUM, en el Cerro del Águila (al lado del estadio de
fútbol Matapiñonera), juega con el aire. Con el aire y el collage de nuestra
vida que se convertirá, de triste calabaza, en alegre carroza de cristal. El
secreto reside simplemente en dejarse jugar.
Te llamas Nacho Muñoz pero tienes otros
nombres artísticos como Nacho Paswual y también te dicen el indio Mocaqua. ¿A
qué se debe esta proliferación?
Lo de Nacho Paswal viene de una anécdota muy divertida. Una novia
con la que me carteaba casi diariamente durante seis años, había unido la “c” y
la “u” convirtiéndola en una “w” y se pensaba que ése era mi apellido. Así que
en uno de los viajes que hicimos sacó un billete de avión con ese nombre en
México. Menos mal que era un vuelo interior y no me pidieron documentación.
Me gustó y fue así cómo nació el nombre Nacho Paswual. Además,
exorcizaba el hecho curioso de que en mi clase hubiera un Nacho Muñoz… del
Toro. Él era el toro y yo era la vaca, ya sabes por lo de la marca de leche
“Pascual”.
De esta forma, Paswal era la calabaza convertida en carroza de
cristal que curaba eso y además tiene que ver con el mestizaje de culturas, que
me encanta. Por otro lado, el indio Mocaqua es el cuadro del que ha surgido
todo mi arte y el principio del viaje en este museo.
¿Te consideras un artista metido a ingeniero
de Caminos o un ingeniero de Caminos metido a artista?
Cuando tenía 26 años me di cuenta de que, más allá de lo que
quisieran mis padres, tenía un don particular que tenía que desarrollar. Soy y
me siento artista. De hecho, en mi arte abogo por romper el tópico de que los
artistas sean ciudadanos de tercera y otras profesiones tengan una muy buena
reputación, algo que está muy extendido en este país. Más que una profesión,
somos personas.
¿En qué o quién, cosa, persona, objeto o
animal te inspiras para tus creaciones?
Todo me inspira, cualquier cosa es susceptible de sufrir el virus
de la “calabacitis”. Creo que ese es el truquillo para que esta vida tenga un
jugo especial. Lo que hago con mi arte es un collage de vida. Este arte lo que
hace es inspirar a otras personas a crear su propio arte. Tiene que ser algo
cercano, que te “toque”, para convertir tu propia vida en arte. Este museo es
un buen ejemplo: un “loft” de sólo 60 metros se convierte en un espacio de
imaginación. Eso es una de las cosas que se muestran aquí: que cualquier
persona puede ser artista de su propia vida.
El espacio en el que nos encontramos es el AIR
MUSEUM. ¿Qué le dirías a la gente para que viniera a verlo?
Pues que se paren un momento a pensar el plano tan corto en el que
estamos viviendo la realidad.
Vivimos con la idea de superprotección en un mundo cada vez más
aséptico. Pero cada vez hay más alergias y surgen enfermedades nuevas.
Este museo lo cura todo, nos transforma de gusanos en mariposas.
Aquí se aprende a ser feliz a través de la imaginación.
¿Consideras el arte como un viaje? ¿Hacia dónde?
Es un viaje que me plantea un reto: cualquier obra, cuadro, escultura,
objeto está relacionado con los otros y tiene su sentido de ser en esa relación.
Yo no vendo cuadros, no tendría sentido poner un cuadro mío en el salón. Por
otro lado, ese viaje en el que yo hago de guía de los espectadores es una
experiencia de aprendizaje a la manera de los cuentos de hadas. A pocas personas
como a mí se le mueren en tan corto lapso de tiempo sus tres mejores amigos,
los que más habían influido en mi vida. Yo he convertido poco a poco, con mi
arte, este drama en una experiencia positiva, llena de luz e imaginación.
Este museo lo he ido haciendo en 14 años y montando finalmente en
uno. Es un arte muy distinto a todo lo que se hace habitualmente.
¿Qué significa para ti el reciclaje?
Trabajo con elementos ya usados, de la basura…Para mí es también
es una manera de convertir cosas que tenían otro uso o ya no sirven en
elementos de mi universo, cada uno con un significado propio e integrado en un
todo. Es una forma de sublimar la realidad a través de la magia del arte. Para
mí el reciclaje es una filosofía de vida. Aquí hay pintura de tren porque tiene
que ver con los hechos trágicos del 11 M, también pintura que había pasado por
el fuego de un Leroy Merlín que se quemó… Los materiales con los que trabajo
importan, tienen historia. Para mí el significado es sacar, de la basura, algo
bello.
¿Le has dado otra vuelta de tuerca al concepto
de “loft” o lo de haber elegido este loft ha sido pura circunstancia?
Este “loft” se encuentra en la calle Cerro del Águila y su
elección tiene que ver con ese mito medieval en el que el águila, a la mitad de
su vida, se marcha a un cerro para arrancarse sus plumas viejas y el pico, y
esperar a que le nazcan otras nuevas. Es un lugar que abre los ojos a la vida,
a la auténtica vida.
Nieto como eres de agricultor, has dicho que
tu hortaliza preferida es la calabaza, por ese carácter mágico de cuento que tiene.
¿A quién te gustaría dar calabazas?
Por ejemplo, al canal Gran Hermano 24 Horas que acaba de sustituir
al recién extinguido CNN+. Es una gran metáfora de lo que está ocurriendo en
España. Ocurren estas cosas y parece que no pasa nada. Nos hemos convertido en seres
pasivos. Parece que cada vez cuesta más moverse. Me da mucha pena. Una de las
cosas que trato con mi arte es que la gente abra los ojos, que despierte. De
esa forma, la calabaza se convierte en carroza.
Imagina que tienes a tu disposición todo San
Sebastián de los Reyes. ¿Qué tipo de proyecto creativo harías?
Haría el que he hecho. Fíjate que desde aquí se ve el Plaza Norte,
que es como un mausoleo y que en un momento dado también forma parte del viaje.
El AIR MUSEUM es como su contrapunto, un espacio para pensar y divertirse
siendo creativos. Hablamos de 14 años de trabajo. Este es un arte filosófico que
tiene que ver con cada uno de nosotros. Hay museos temáticos, pero este es un
museo de vida.
Cualquier persona, adulto o niño, de cualquier condición, es
protagonista y parte fundamental de este viaje. Como en la vida, hay momentos
de alegría, de dolor y al final de renacimiento.
Siendo como eres de Sanse, ¿qué te parece el
gran cambio que ha dado en las últimas décadas?
No todo ha sido para bien. San Sebastián de los Reyes se está
convirtiendo en una ciudad. Yo la he vivido cuando era un pueblo. Me acuerdo cuando,
de pequeño, Pepe Hierro (el poeta que da nombre a la Universidad Popular) me
hablaba cuando venía. En Sanse la cultura era muy importante para los vecinos.
Ahora somos cada vez más pasivos. Y, sin embargo, hay oportunidades.
A mí, por ejemplo, me enseñan Tai-chi gratis todos los lunes y los
miércoles en el Centro Actúa. Hay que aprender a no andar en carriles, a
quitarse las orejeras. Sanse nació como un acto de sublevación frente al señor
feudal de turno y pidió amparo a los Reyes Católicos para crear este espacio de
libertad. De aquello hoy también podemos aprender mucho. Para estar vivos hay
que recuperar la lucidez y ésta nos traerá la libertad.
Y me despido con un vídeo del museo y un enlace a otra entrevista en él (que también seguirá mostrando valores):
https://www.youtube.com/watch?v=vMGaw9YSnXs
https://www.youtube.com/watch?v=6zlkmaBMR7Y