(Dedicado a un niño que murió en la guerra de Sarajevo y que muchos años más tarde me despertó mis deseos de ser padre, ojalá que algún día se cumplan).
Un niño en Sarajevo sonríe a pesar de que el cielo aún no ha salido...
Cree que sonriendo
borrará la mentira, el odio y lo demás...
cree que tanto una sonrisa puede
que intentarlo es lo que debe.
El frío, el fuego y el llanto;
todo parece impotente
frente a su dulce mirar.
Un ruido se oye a lo lejos,
una bomba, varios muertos.
Entre ellos su familia.
Una lágrima, silencio.
Nada vencerle puede,
ni la guerra ni esos seres...
Otro avión viene a lo lejos,
otros gritos como aquellos,
muy acostumbrado está;
su sonrisa es verdadera,
su mirada tierna...
Y otra vez,
otro avión viene a lo lejos,
otros gritos como aquellos,
muy acostumbrado está;
su sonrisa es verdadera,
su mirada tierna...
Nadie le ha abierto el camino;
nunca podrá ser testigo
de la calma, de la luz, de la verdad.
Su vida cae al suelo,
los pedazos de su cuerpo
se esparcen entre el huracán;
un niño menos no es nada,
nadie llorará su alma,
nadie echará de menos su mirar.
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